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Entrevistas

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Fuera con esa Corona es un ciclo de transmisiones en vivo por Instagram. En nueve noches de viernes y cuarentena, ya reunió a 75 artistas, en su mayoría de Santa Fe y Entre Ríos. Por Agustina Lescano.

Enojada con la dueña de un restaurante de Mar del Plata, Moria Casán le gritó fuera, fuera con esa corona al micrófono de América. De ese móvil en temporada salieron varias de las frases de las botoneras de distintos programas de radio, y repetidas por quienes son fans de la diva argentina. Ahora, con la llegada del Covid-19, Fuera con esa Corona es el nombre de un ciclo de transmisiones en vivo por Instagram, que ya reunió a 75 artistas, en su mayoría de Santa Fe y Entre Ríos.

Empezó como excusa para hacer algo y como encuentro, en las noches de los viernes del aislamiento social preventivo y obligatorio. La lógica es la misma desde la primera edición: hay una lista de participantes que transmiten en vivo desde su cuenta cuando le llega el turno. Quienes se suman primero siempre son las personas conocidas, amigas, y así la propuesta tiene aire de peña, si es que eso es posible a través de los dispositivos. Las transmisiones varían entre las que tienen casi una escenografía montada, las que incluyen a les niñes y demás habitantes de la casa, las cronometradas y las que se van dando según el diálogo en el chat. 

“Con el correr de los días, empezamos a ver que se abría una problemática para los trabajadores de la cultura, de cómo poder subsistir en este contexto de incertidumbre económica. Desde ahí venimos dialogando con otros gestores, artistas, viendo qué se puede hacer”, cuenta, en un intercambio de mails, Florencia Ordiz. Ella y Mariano Rinaldi son Pretérito Perfecto, y organizan el ciclo junto a El Pulso Errante Producciones, el sello con base en Paraná desde el que trabaja Emiliano Raffin.

Las grillas se arman con una búsqueda de mixtura entre disciplinas. Ya han pasado “bandas y solistas de sellos como Repelente, La Casita Rodante, Bulla, entre otrxs”, enumera Flor. “En el plano de la poesía vimos las diferentes maneras de abordarla, Vic Rittiner Basaez se mandó una lectura expandida con bases y sintetizadores, Pablo Escudero y Natalia Fessia articularon poemas y covers noventeros”, recuerda. Se pudieron seguir también lecturas de autores de Corteza Ediciones, de la colección 2 poemas de Ediciones Arroyo, De’l aire, La Gota, Camalote, en un variadito de escritores y poetas de la región. En las últimas ediciones se sumaron Banana opinión, Gaz, Barba, y otres ilustradores e historietistas, una disciplina que rara vez se cruza con las anteriores o siquiera con espectadores. Hubo también artistas del teatro, que participaron con lecturas y performances; y DJs que llegan al cierre de cada fecha.

Por su parte, Emi responde al mail: “Antes que nada, quiero decir que es difícil para mí pensar en el futuro en este contexto tan convulsionado. Pero sin duda proyectamos que el evento continúe incluso después de la cuarentena obligatoria, ya que ha superado todas las expectativas. Fue algo que comenzó como un salvavidas y en un momento nos dimos cuenta que se nos había generado una rutina de trabajo. No sé si hubo cuestiones más fáciles de resolver que otras, hubo que acomodarse a las circunstancias y crear una dinámica que nos permita hacerlo semanalmente sin que nos sea una carga. Y eso es lo me sorprendió para bien justamente, que no se volvió una carga, más bien todo lo contrario”.

Hay una noción asumida en el sector de que los espectáculos y eventos culturales van a ser de las últimas actividades en liberarse. “Sin embargo, sigue intacto el deseo de lograr este encuentro. Día a día vamos pensando juntos cómo realizar este evento virtual, ante los nuevos desafíos que se presentan, ya que el actual contexto, hizo que mutaran nuestras maneras de organizarnos”, afirma Mariano. Del contexto actual, “lo que más nos preocupa es la realidad material de los artistas y compañeros. Se recrudecieron mucho las desigualdades sociales previas al aislamiento: si antes para organizar eventos culturales ya era difícil poner nuestro cuerpo y nuestro tiempo, hoy están destinados 100% a satisfacer necesidades básicas”, agrega. “Es una situación sin precedentes, en la que tenemos que reflexionar sobre aspectos de la vida cotidiana y laboral. Algunos ya no dan para más, la informalidad en la que el sector cultural se encuentra es terrible, y el Estado ya no puede seguir mirando para otro lado”, aporta Flor.

A diez semanas de comenzado Fuera con esa Corona, el número redondo es una buena excusa para pensar en qué es trabajar en cultura. También, para preguntarnos sobre cierta frase común que podíamos escuchar todes les que viajamos entre las dos ciudades, cruzando el charco a diario: que en materia cultural y de antros nocturnos en Santa Fe había más de esto o en Paraná menos de aquello. Y por qué no, para recordar los primeros momentos en que la vida cultural de la ciudad aparecía en la calle, en casas abiertas para diversos tablados y en los recitales.

¿Cuáles circuitos o expresiones culturales o artísticas les parecen más interesantes de Santa Fe y Paraná? ¿Les parece que hay algo en común, algo en oposición? ¿Qué recuerdan como actividades culturales más de la adolescencia?

Emi: En ambas ciudades hay un circuito enorme, más que prolífico. Es difícil decidir cual me parece más interesante, ya que siempre hay actividades o circuitos que no se sabe que están ahí. De lo que conozco, destaco mucho la movida de poesía en Santa Fe, el circuito editorial independiente y ciertos circuitos musicales under. En Paraná destaco mucho la orquesta sinfónica, la movida teatrera y los círculos musicales under que son increíblemente variados. Yo noto que tienen en común algunos circuitos musicales, pero en Paraná la música de cámara tiene un rol más marcado que en Santa Fe, todo el mundo va a ver la orquesta. En Santa Fe predomina un poco más el jazz (un circulo muy cerrado) el rock y en gran mayoría la cumbia. Además en Santa Fe también hay muchas murgas, muchísimas. Son un colectivo enorme que rara vez tiene visibilidad. De mi adolescencia recuerdo muchos recitales más que nada, que era mi única salida nocturna. También ir a museos, muestras, y al teatro.

Flor: Siempre estuve cerca de lugares y movidas que desde la autogestión articulaban su hacer. Me acuerdo que tenía 11 o 12 años cuando una murga se empezó a escuchar en la calle de mi barrio, con mis amigas la empezamos a seguir y llegamos a La casa del Mono, que si no me falla la memoria estaba inaugurándose. Cortaron la calle, había títeres, música, fue hermoso. Años después vi amigos de la escuela tocando por primera vez ahí, el lugar era muy potente. (Vale el homenaje a Kitiki Quinteros, fundador de la recordada Casa atrás de Avenida Freyre).
También siendo adolescente arranqué teatro, que es súper interdisciplinario, hay cuerpo, texto, escenografía, luminotecnia, música, todo eso dialogando en una puesta. Entonces, algo de investigar y conocer las diferentes escenas de la ciudad y alrededores me moviliza, lo que me gusta como curadora de un ciclo es poder mezclar, encontrar puntos en común o diferentes miradas sobre una misma cosa.

En los últimos diez años se escuchó mucho una idea de que en Santa Fe había “mucha cultura” o “más actividad cultural” y que eso no se veía tanto en Paraná. ¿Qué tanto creen que eso fuera así?

Mariano: Creo que se jugaba muchísimo, en Santa Fe Ciudad, con la idea de que “antes” no había actividad cultural y “hoy” sí. Lo cual es una estrategia política clásica y principesca de diferenciación de gestiones y símbolos partidarios. Esto esconde una deficiencia política, es decir la falta de perdurabilidad y la incapacidad de sostener de parte del Estado municipal una serie de políticas públicas culturales que respondan a ideas consensuadas por todos y no solamente arreglar fachadas de edificios antiguos para darle un rol meramente administrativo.
En mi propia experiencia de músico santafesino, he tocado en muchos eventos que tenían la finalidad de solventar cortometrajes, discos de estudio, ediciones de libros. Siempre hubo propuestas, organizaciones y eventos culturales en la ciudad. Que las distintas gestiones muestren un círculo reducido o favorezcan ciertas propuestas es harina de otro costal.

 

Emi: Santa Fe y Paraná son ciudades hermanas y siempre compartieron cierto ambiente cultural. En estos últimos 10 años no creo que haya cambiado tanto lo que había, pero sí ha mejorado la comunicación. Creo que hoy por hoy existe un diálogo más de ida y vuelta entre artistxs y gestores de ambas ciudades. Eso ha venido con los años desarrollándose, y creo que no estaba hace 10 años. Por otro lado es cierto que en Santa Fe la gestión socialista implementó proyectos como “Espacio Santafesino” y otras actividades que hicieron de la ciudad de Santa Fe y también en Rosario, una idea de “acá hay mucha cultura”. Si bien podríamos problematizar los métodos de selección y un montón de otras cosas, creo que de alguna manera funcionó, porque lo viví en carne propia. Casi al mismo tiempo en Paraná tenían a Varisco de intendente de nuevo y ya sabemos cómo terminó eso. En otras palabras, no sabría decir si es discurso oficial, pero hay algo de verdad en esa afirmación. En Paraná hay muchísima actividad cultural que si fuera motivada y sostenida por políticas estatales tendría más visibilidad y también podría crecer sin envidiar nada a nadie.

¿Qué piensan de la gestión cultural como trabajo, como práctica profesionalizada?

Emi: Me parece importantísimo que se desarrolle gente en esa área. Yo no soy gestor pero algunas cosas gestioné (como casi todxs los que estamos en el ámbito cultural) y me hubiera servido mucho tener alguien a quien preguntarle cómo se hacían algunas cosas, o cómo puedo solventar un evento, como conseguir sponsor… etc. El lugar de la gestión cultural tiene esa doble función de, por un lado, articular dos partes que no saben cómo comunicarse, y al mismo tiempo solucionar un problema. El estado maneja un presupuesto para eventos culturales que generalmente termina siempre en las mismas personas, y cuando éstas faltan, no saben a quiénes recurrir. Hacen convocatorias pero nadie sabe elaborar un proyecto. La gestión cultural está para eso y muchas otras problemáticas similares que pasan a diario y que son importantes para sostener la frecuencia y sobre todo la calidad de la cultura de una ciudad.

Flor: Me empecé a interesar por la Gestión Cultural hace 10 años, cuando terminé la Escuela de Teatro y el desafío era poder hacer una obra (con todo lo que eso implica) y que tenga cierta circulación, varias temporadas al menos. Aprendés a los tumbos a armar una gacetilla, a ir generando una agenda de medios de difusión, a estar organizado para aplicar a convocatorias En ese momento la oferta académica que encontré relacionada a esta práctica fueron cursos a distancia, también recuerdo un taller que dieron en la bienal del 2010 Bruno Maccari y Pablo Montiel que fue muy esclarecedor.
En el 2017 arranque la Tecnicatura en Gestión Cultural (FCEDU UNER) y me encontré con una práctica interdisciplinaria, en la que todo el tiempo hay que articular, dialogar con el territorio donde llevamos adelante nuestras iniciativas para generar participación. No se trata de copiar y pegar algo que funcionó en otro lado, porque cada territorio tiene sus características. Entendí que abarca mucho más que tener herramientas para darle circulación a tu obra.

El viernes 29 de mayo, Fuera con esa Corona vol.10 empieza a las 21, desde la cuenta de Instagram de Ferny Kosiak, y después sigue con Candelaria Rivero, Ariel Aguirre, Rosina Lozeco, Selma López, Victoliss, Janise Fladung, Chiro Bianchi y Ariel Alejandro Dutria. Quienes tengan ganas de seguir el recorrido de transmisiones, que incluirá poesía, música y experimentación visual -todo independiente y litoraleño-  pueden encontrar todos los links en El Pulso Errante y Pretérito Perfecto.