Mientras se incendia la comarca andina, el pueblo de Chubut resiste la rezonificación minera, se espesa el ambiente con la visita de Alberto Fernández, circulan teorías de lo más elocuentes sobre la agresión al coche presidencial y medios de comunicación como C5N hablan de “ambientalismo bobo”; mientras todo esto sucede, el fuego agita la convocatoria de movilizarse el 22 de marzo por el día mundial del agua.
La Multisectorial x los Humedales de Paraná arrancó este lunes 15 de marzo una semana de actividades por el agua, bajo el lema “Basta de extractivismo, saqueo y contaminación. El agua no se contamina ni se vende”. En ese marco, hasta el jueves 18 habrá conversatorios virtuales, el viernes será la Huelga mundial por la crisis climática con convocatoria en Casa de Gobierno, el sábado el Festival por los arroyos vivos a 10 años del surgimiento de La Tribu del Salto y el domingo, como previa al 22, el Encuentro plurinacional por el agua para los pueblos con concentración en Casa de Gobierno y marcha hasta la Plaza de las Colectividades, donde habrá un Festival desde las 19 hs. Tendrá la participación de Murga La Malparida, Vir Floresta dúo, Carlos Aguirre, Folclore La Freire, Sami Cimi, Bandur, Insistentes, Bombatómika; feria de emprendimientos y radio abierta en vivo.
En diciembre de 2020, circuló en el mundo la noticia distópica de que el agua ya cotiza en la bolsa de valores. Hablamos con Enzo Culasso Orué, abogado y activista ambiental, integrante de la Multisectorial por los Humedales en Paraná, sobre el escenario al que asistimos: “Todas las luchas empiezan y terminan en el agua”, va a decir, como una síntesis mántrica. Siempre, pero más todavía atravesando una pandemia global, el agua “no es un recurso, es un bien común, un elemento vital, un derecho humano fundamental”.
–¿Por qué se celebra un día mundial del agua?
–Es una movida que se está pensando no sólo a nivel nacional sino en Latinoamérica. El año pasado iba a ser la Marcha Plurinacional del Agua para los Pueblos, en Buenos Aires, de Congreso a Plaza de Mayo, y se suspendió por la explosión de la pandemia. Entonces ahora lo retomamos desde acá. Porque si bien el día está definido por la ONU, es una fecha que nos tenemos que apropiar los pueblos.
Por el tinte colonial y patriarcal que tiene el extractivismo en nuestros territorios, entendemos que la denuncia va hacia ese lugar. El patriarcado es este sistema violento y extractivista, es esta forma de percibirnos separados de la naturaleza y verla como un objeto. Entendemos que las voces ancestrales resuenan en estas tierras y que nos recuerdan que hay otras formas de vivir, que este modelo civilizatorio ya está totalmente obsoleto. Y las advertencias que en el año 2000 parecían una locura, hoy ya se cumplieron todas. Entonces, no hay más tiempo que esperar.
Esto inició con los golpes de Estado y las dictaduras militares que impusieron modelos de desarrollo. Después el Plan Iirsa – Cosiplan, que fue la transferencia de las industrias contaminantes al sur global y el despliegue de toda la infraestructura que se necesitaba para que eso suceda. Acá tenemos la máxima expresión en la Hidrovía Paraná – Paraguay, que es realmente la vena abierta de América Latina. Esa frase de que el Paraná sangra por sus barrancas, es real. Cuando vemos que la mayoría de los puertos están en manos privadas y que el Estado en realidad no tiene un poder de contralor sobre qué es lo que sale de los territorios, entendemos que hay una entrega de la soberanía. Y más allá de los sucesivos gobiernos, que se pintan de uno u otro color, las políticas extractivas siguen siendo las mismas. Las que empezaron con las dictaduras, continuaron sin interrumpirse hasta la actualidad.
El día mundial del agua es un mes antes que el día mundial de la tierra, que es el 22 de abril, entonces se plantea un mes entero de lucha. Lo importante es cómo cada pueblo se apropia de esa fecha. Que la ONU lo defina es irrelevante. Quizás históricamente no tiene un correlato, pero está definida, y es importante apropiársela, entendiendo que las luchas empiezan y terminan necesariamente en el agua.
–¿Cómo pensaron estas actividades de lucha desde la Multisectorial?
Vivimos en la ciudad que lleva el nombre del río más grande de Argentina y uno de los ríos más grandes del mundo, vivimos en la provincia por la que cruza el 70% del agua dulce del país y no logramos unirnos en las luchas y entender que todas tienen un común denominador. Y que terminan afectando al agua. Lo que le pasa al agua fuera de nuestro cuerpo también le pasa adentro.
En eso encontramos la lucha contra los agrotóxicos, que es la gran lucha en Entre Ríos. Ya hay estudios de Damián Marino que determinaron que todo el río Paraná tiene presencia de glifosato y de AMPA, que es el metabolito de degradación del glifosato. Lo encontraron en los barros y en el agua superficial y también dentro de nuestra sangre.
Con esa lógica fuimos pensando las charlas. La primera charla fue sobre problemáticas urbanas. Paraná está cruzada por 14 arroyos y la mayor parte están entubados. Hablamos de lo que hubiese sido nuestra ciudad si hubiéramos respetado la geografía y no un modelo impuesto desde afuera. El modelo europeo donde no importa qué es lo que haya entremedio porque eso es un obstáculo para nuestra forma de percibir el territorio. Entonces en lugar de construir un puente sobre los arroyos se los entubó y se construyó arriba. Ese modelo de ciudad es el que hoy nos está trayendo tantos problemas. Lo enlazamos con el acceso al agua potable y su déficit.
–¿Por qué hay escasez de agua en una ciudad como Paraná?
–Carlos Godoy es un ciudadano que, ejerciendo la ciencia ciudadana, investigó y llegó al dato de que en Paraná tenemos un consumo de 800 litros de agua por habitante por día. Su evaluación es que la obra de la planta de Echeverría ya está obsoleta, incluso, tuvieron que construir pozos semisurgentes de agua salada para paliar el déficit de agua.
Entonces somos la ciudad que lleva el nombre de un río, vivimos a la orilla de este río que aún contaminado tiene una calidad de agua buenísima… y estamos haciendo pozos para paliar el déficit. Y la discusión se centra ahí cuando tendría que estar en el diagnóstico de la planta de agua. Por qué a 13 años de ser construida no está dando abasto. No sólo es un error de planificación sino que hubo fraude en la obra. Porque los caños no estaban certificados, no soportan presión, se han explotado. Carlos Godoy estima que gran parte de la pérdida está en los caños troncales, más allá de las fisuras que tienen los caños a lo largo de la ciudad debido al entubamiento de los arroyos. Como no está estudiada la hidrodinámica de la ciudad, no se sabe de dónde se alimentan los arroyos, porque hay vertientes que no tienen una salida al arroyo. Y por eso se rompen las calles, se descalzan los caños y hay pérdidas de agua. Él hizo un estudio del consumo, representativo sólo de la zona donde hay medidores de agua, donde el máximo llegaba a 300 litros por habitante. Entonces hay 500 litros que se pierden en una mala planificación y una obra ineficiente.
–¿Qué lectura hacen de las políticas ambientales actuales?
–Hay una lógica de empobrecer a la población para después venir a ofrecer las soluciones de mal desarrollo que sean trabajo rápido pero a corto plazo. Eso es Vaca Muerta, eso es la extracción de arenas silíceas. Creemos que ese es el plan que se está desplegando en la Patagonia. Los incendios intencionales tienen como objetivo poner en crisis a la sociedad para doblegar la resistencia del pueblo. Desde que se propuso la rezonificación minera, es decir, nuevos lugares para poder hacer las explotaciones a cielo abierto, el pueblo de Chubut se ha resistido.
La lucha de Chubut empieza en el 2003 con el plebiscito en Esquel que dijo No a la Megaminería. Arcioni hizo campaña diciendo que no iban a aceptar la megaminería. Lo primero que hace en su gestión es mandar un proyecto de rezonificación minera. Entonces, no importa el color político que sea, la idea de desarrollo es la misma. Y es extractivista, neocolonial y patriarcal. Ahí es donde se enlazan todas estas luchas y vemos este fuego político.
–¿Es el mismo fuego que en el delta, que en Córdoba?
–Lo de Córdoba tiene una lógica parecida pero desde lo inmobiliario. En el delta el fuego es para habilitar pasturas para el ganado. Vemos que hay un plan llevado adelante principalmente por Julio Rodríguez Signes, el Fiscal de Estado, que es el superministro y que va a ser nuestro representante provincial en el Consejo Federal de la Hidrovía, así que imaginemos para dónde va todo. También fue el que ideó los últimos proyectos de ley que intentaron poner manos sobre el delta. Por ejemplo, lo que Urribarri presentó en su momento como Arroz del Delta Entrerriano SA, una sociedad anónima que se creaba en ese mismo momento y a la que se le transferían de manera gratuita las tierras fiscales del delta. En Entre Ríos la mayoría de las tierras fiscales están en el delta. Esa ley fue derogada a la semana por la lucha del movimiento ambientalista, porque era un bochorno total. Pero no restableció las anteriores leyes que establecían el cobro por el uso de esas tierras fiscales. Entonces quedó una situación de anomia. Y esto es lo que está pasando, personas ajenas al delta están pudiendo acceder y tienen la connivencia del Estado.
Tenemos una de las constituciones provinciales más modernas del país, que establece derechos que no se establecen ni en la constitución nacional. Pero no se cumple ni un 5% de lo que la constitución dice.
Nuestro delta es único en el mundo y las grandes multinacionales ya lo saben porque la lucha por el agua es la lucha del futuro. Nosotres vamos a ser los ancestros y ancestras del futuro. Tenemos que pensar qué marca vamos a dejar, qué vamos a representar como generaciones en la memoria de las generaciones futuras.
–¿Entonces tenemos instrumentos legales que no se están usando?
–Las leyes ambientales son muchas y muy buenas. Nos hacen creer que necesitamos más. Y ahí estamos tras la ley de humedales. Está bien, tratemos con esa mente fraccionadora los ecosistemas parcializados pero si tenemos todo un debate legislativo super rico como se dio en la ley de glaciares –estaba la amenaza de la instalación de mineras en las zonas periglaciares–, pero salida la ley la presidenta la veta, entonces vemos cuál es el poder que hay. Que no es el poder democrático sino el de una sola persona sobre la voluntad de una gran parte de la ciudadanía. Y eso no ha cambiado, porque hoy se sigue mostrando a Vaca Muerta como la panacea y la solución a todos nuestros problemas. Cuando ni bien se cayó el precio del crudo del barril a nivel mundial, Vaca Muerta frenó la extracción porque sin la inyección del subsidio del Estado, la balanza comercial no da. Y en eso Entre Ríos tiene un rol esencial porque provee el 80% de la arena silícea, que representa el 30% de los costos de cada perforación. Que la arena tenga que transportarse de un lado a otro del país nos hace ver lo importante que es este negocio para las petroleras. La “estatización” de YPF no es YPF-Chevrón sino al revés. Si tenemos en democracia cláusulas secretas de un contrato sobre “recursos” naturales estratégicos, no podemos pensar que esto lo definió el Estado democráticamente. Este contrato vino establecido por una empresa multinacional que ya explotó toda la cuenca petrolífera de Estados Unidos y dejó zonas de sacrificio. Es lo que está pasando en la cuenca neuquina y se puede ver desde Google Earth, sobre todo en Añelo. Es un tablero de ajedrez que avanza sobre la cordillera. Se abren cerca de cinco pozos por día y no tenemos ni idea de las consecuencias ambientales. No hubo ni una sola consulta popular. Ahí hay pueblos indígenas. El convenio 169 de la OIT, consulta previa e informada… ¿adónde?
Ahí entendemos que el problema no es de vacíos legales sino de implementación de leyes. No hay una decisión política de implementar las leyes ambientales, porque sino todo lo que está pasando no pasaría. Y con la ley general del ambiente nos bastaría para poder cuidar nuestro territorio.
–¿Cómo definirías a la Multisectorial x los Humedales?
La Multisectorial es un espacio que intenta abarcar distintas representaciones de la lucha ambientalista o ecologista y también a aquellas personas que nunca estuvieron en ninguna lucha. Por ejemplo, un ciudadano común y corriente que quizás le molestaba la caída de la ceniza y hoy en día tiene la posibilidad de informarse e intervenir.
Intentamos convertir este panorama desolador en algo alegre. Por eso, además de las actividades de debate, el fin de semana proponemos encontrarnos. Todas esta agenda la planificamos pensando en que se pueda replicar el año que viene. Pensando que si somos la provincia y la ciudad que lleva el nombre de los ríos, los encuentros nacionales por el agua se tienen que hacer acá. Paranenses y entrerrianes tenemos que construir nuestra identidad desde el río y el agua, una identidad que hasta ahora no hemos podido construir abarcativamente. Y desde ahí intervenir con propuestas de política pública, incluso de política educativa para que la cultura del agua sea el eje de la educación que reciban entrerrianos y entrerrianas.