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Reseñas

El primer hombre solo

David Nahón cruza psicoanálisis, artes visuales y literatura: escribe, hace obra y clínica.  Publicó “Todo lo que hago es para que me quieran” (2010), “Cómo me convertí en robot” (2016), “Nada de esto tiene que ver con vos” (2017) y “Eso que me pasó no lo había sentido nunca” (2018). Reseñamos “El primer hombre solo”, editado en 2020 por la editorial paranense Azogue.

Fabio Morábito en El idioma materno escribió sobre un lector fanático del subrayado, que deja marcado con lápiz todo libro que lee. A puro vicio y mecanismo, en un momento podría llegar a releer toda su biblioteca, sólo leyendo las líneas subrayadas, y después volver a subrayar esa selección, y así todo el tiempo. 

Si hacemos ese ejercicio con “El primer hombre solo” de David Nahón podríamos subrayar cuando dice “Esa, como cualquier intimidad, es falsa”. También “Muchacho triste, espero que el río esté en calma cuando despliegues las velas” y “Sos un hombre más que en nombre del amor dice que va a romper como ola contra la orilla”. Como se anticipa desde el título, se trata de una novela fatalidad y nostalgia. Otro subrayado es “Te preguntás si el mundo está mal y vos más o menos con problemas como todos pero bien, o si el mundo está más o menos con problemas como todos los mundos pero bien y vos mal”. También es un libro ansioso. 

A partir de la separación de una pareja con una hija en común, la historia sigue el duelo y el periplo del personaje principal, en un monólogo escrito en segunda persona. La línea subraya  un ida y vuelta a las tragedias del pasado y el presente. La ausencia del padre, la pérdida del amor, la dificultad de reconocerse en su hija, entrelazadas. También hay elementos que aparecen todo el tiempo y no se sabe cómo llegaron: ¿qué es La Enfermedad? ¿el Trueno? ¿Todo es real o sólo sucede dentro de la cabeza del protagonista? ¿Cuál es la diferencia?

Hay suspenso, porque la voz habla y no siempre se sabe dónde sucede todo, lo que hay es una voz hablando sola, en la cabeza del protagonista y en la mente de quien lee. La acción se desarrolla en el eco de esa voz, que llegando al final de la novela habla sola, sin luces ni escenografía. Para Nahón, es una novela sobre el tiempo. 

El libro, editado por Azogue en Paraná, es la segunda obra del autor editada por Lucas Mercado, gestor del proyecto editorial. La primera fue “Nada de esto tiene que ver con vos”, bajo el sello Parientes. Si en “El primer…” es una separación la que empuja a salir en búsqueda del amor paterno; “Nada de esto…” es una novela epistolar, en la que la separación geográfica empuja a escribir mails para intercambiar intimidades y charlar infinitamente, como seguramente los protagonistas no harían si estuviesen frente a frente. “Hay contingencias que me ponen a trabajar, hay un amor inquieto, que cae en un lugar distinto, estos libros creo que recogen el amor cuando cae en esos lugares tan específicos”, dice Nahón.

En su divague, el personaje regresa a algunas escenas y se reta a sí mismo, se exagera. Los subrayados pueden por sí mismos contar la historia, al menos una parte, sin necesidad casi de hacer referencia a las acciones. Como en una larga sesión con la psicóloga, en la que ella hiperboliza lo que vos dijiste, para que al escucharlo como si lo hiciera otra persona, te caiga la ficha. Se nota el trabajo de Nahón con el psicoanálisis, que entre recetas veganas y tips de cuidado personal, tiene cada vez más divulgación pública. Dice el autor:

-Hay mucha gente hablando de eso, pero en general lo que tienden es a explicar para tranquilizar, arman una serie de aforismos: el amor es esto, los celos lo otro. Así uno cree entender algo y siente un alivio provisorio. Pero yo creo que el psicoanálisis es enemigo del entendimiento, de la comprensión, va más bien por el lado del equívoco, y el equívoco no paga bien en el momento de hablar en los medios o en las redes. 

¿A quién no le toca el dolor, la angustia, el amor? Pero eso dura muy poco. Para que algo verdaderamente toque en algún lado y produzca un movimiento lo que se necesita es tiempo, sino son puros efectos que se agotan. Los medios y las redes funcionan en una urgencia en la que es casi imposible construir algo serio. 

También, hay que decirlo, hay subrayados que se hacen escribiendo 2021 en los márgenes: “Los experimentos que hacen con vos te están enseñando a ver el mundo de otra manera”. “El mundo está enfermo y todavía no hay vacuna” (chan). Así como no sabe lo que es el amor, el personaje de la novela no sabe cómo seguirá vivo el mundo cuando todo pase.