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Reseñas

Mr. Robot: “¿Qué hace la gente normal cuando se siente así de sola?”

Terminé de ver la serie Mr. Robot y quedé manija. Me puse a escribir. Trato de no spoilear demasido.

Escribe: Ana Lucía Vergara.


Mr. Robot está mucho más allá de lo panfletario y genial que pueda sonar el argumento: un hacker planea destruir la corporación más grande del mundo: E-Corp. EvilCorp –como suele sonar en la cabeza de los protagonistas- encarna todo lo que odiamos del capitalismo y el sistema. F-Society, el grupo de hacktivistas que ejecutan el plan, es la crítica, los antihéroes que vienen a sacudir al poder desde el anonimato de una computadora.

Es eso, sí. Pero para los que conectamos con el mundo de Sam Esmail, el creador de la serie, sabemos que el foco de Mr. Robot está en Elliot. Sí, tampoco es ninguna novedad decir que el personaje principal es lo importante. Ya te cuento.

Hello, friend

Desde el primer capítulo, Elliot Alderson nos incluye, a nosotros los humanos detrás de la pantalla, en su historia. No podemos hacer nada más que estar. Y creer en lo que vemos.  Después de todo, sólo somos una persona imaginaria a la que Elliot muestra sus esfuerzos por mantenerse a flote: drogas, terapia y estrategias para mantenerse en control. Lo vemos fracasar, una y otra vez, en la construcción de su laberinto perfecto.

“¿Qué hace la gente normal cuando se siente así de sola?”, pregunta Elliot. Él llora. Y para calmar el dolor recurre a la morfina: 30 miligramos por día para no volverse adicto y en caso de abstinencia, suboxone. Depresión clínica, ansiedad social y aislamiento: “A veces sueño con salvar el mundo, salvarlo de la mano invisible”, dice Elliot. El punto de contacto con el mundo son sus ganas de cambiarlo, al menos eso parece.

Elliot es territorio desconocido. No sabemos qué es lo que esconde, sólo alcanzamos a vislumbrar la punta del iceberg de su dolor y sus secretos. Esa es la búsqueda. Mr. Robot es, también, una serie que habla de la salud mental y la importancia de los vínculos.

Esmail no responde todos los interrogantes que abre la serie, no lo necesita. Ese es el punto. No es falta de creatividad. Después del último capítulo, entendés que desde el inicio ha estado colocando rastros para llevarnos al lugar preciso. El rompecabezas está completo y es hermoso.

No tener la necesidad de decirlo todo es, en estos tiempos, lo que señala el brillo en un autor. Esmail investiga para que cada dato y gesto sea lo que tenga que ser y contrata a profesionales para que cada escena de hackeo se vea auténtica. Por otro lado, en el trabajo de cámara y en la edición del material se abren espacios de experimentación para crear el universo subjetivo confuso en el que vive Elliot. Respecto a los personajes, algunos son mucho más intrigantes que otros. El regreso de Christian Slater a la pantalla en el papel de Mr. Robot es un acierto que, de hecho, se llevó un Globo de Oro. Particularmente, se destaca el actor sueco, Martin Wallström, en el papel de Tyrell Wellick, y BD Wong que interpreta al Ministro Zhang y a la enigmática Whiterose, líder de The Dark Army.

A lo largo de Mr. Robot recorremos pasillos oscuros, realmente desesperanzadores, pero Esmail no se regocija en la mierda del mundo. Sólo apunta a las sombras. La normalidad de los villanos y la frialdad con la que se decide el destino de millones de personas. Nos muestra, en un primer plano, algo que solemos olvidar: la importancia de vivir una infancia a salvo.

Ya que ahora al encierro del capitalismo se le suma una pandemia, y con ella la soledad, el miedo y otras formas de control, podés hacerte compañía y hacerle compañía a Elliot. Todes necesitamos un amigo, aunque sea imaginario, aunque esté detrás de la pantalla.

httpss://www.youtube.com/watch?v=NcgfoRpWLTs

Podés verla acá y escuchar la banda de sonido en la siguiente lista:

httpss://open.spotify.com/playlist/1oiwtsREthggGLTZClCofz?si=nN_pNMneQ9yv-cwp8PjJww