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Crónicas

Yo no soy de este mundo

El reino perdido de Emú, la isla desaparecida de Atlantis, la ciudad oculta de ERKS. Capilla del Monte, y en particular Quebrada de Luna, son la Roswell sudamericana: una gran Babilonia en la que se ensayan modos de salvar(se) del fin de un mundo para habitar otro. Esta crónica atraviesa experiencias y relatos de quienes conviven con seres extra e intraterrenos y militan su existencia.

 

Por Florencia Luz Valese

 

La luz de sus ojos, intensa e insoportable para nosotros,
se asemejaba bastante
al brillo de los ojos de los gatos en la noche.

Ozonis: en algún lugar del universo

 

 

A Miryam Dietrich su mamá le pegó una cachetada cuando, a los diez años y estando en el patio de casa, le contó que había visto una enorme nave volando a lo lejos. Sin embargo, al día siguiente, la noticia salió en el diario La Nueva Provincia. Muchas personas habían avistado naves en el cielo de Bahía Blanca. Hoy Miryam es abogada, investigadora, escritora y una youtuber con casi 100.000 suscriptores en su canal.

“Durante mucho tiempo me daba vergüenza decir que yo recibía mensajes porque tenía miedo de que me criticaran. Ahora sé que yo puedo ser milagrera. Logré levantar mi casa después del último incendio”.

 

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Las noches son perfectas si el cielo está limpio. Corre 1983 y alrededor de Los Terrones, sierra cordobesa, no hay edificios, ni autos, ni bocinas. Solo estrellas y planetas sobre las manchas de la Vía Láctea. “Acá se dejan ver”, piensa Ángel Acoglanis, en medio del silencio que lo rodea. Canta, canta bajito y de a poco levanta la voz para que escuchen los mantras a la distancia. Con los ojos inyectados invoca una serie de luces giratorias mientras dibuja círculos en el aire.

Griego, guía y maestro sanador formado en el Tibet (*), la carta de presentación de Acoglanis lo mostraba como alguien extravagante que lograba calmar dolores en músculos, terminaciones nerviosas y huesos.

Tres años después de aquella noche en el silencio, Acoglanis encabeza una caravana de decenas de autos que suben el paraje montañoso de la ladera noroeste del Uritorco. Los conductores están ansiosos, desean seguir las luces de la ciudad intraterrena. Van a esa primera cita nombrada como Encuentro de los Remanentes Kósmicos Siderales, un reino en el centro de la tierra iluminado por su propio sol y habitado por seres espirituales. Con la fundación de un lugar y tiempo radicalmente diferentes en el mapa del mundo, Acoglanis crea un nuevo yo, comienza a llamarse Sarumah, el portero de ERKS.

“Mi tarea es conducir a ERKS a los que deben entrar allá”, le cuenta al filósofo espiritualista José Trigueirinho Netto en Buenos Aires. Después de ese primer encuentro, Trigueirinho se convence del poder que alberga Sarumah. Tanto, que irá a verlo tres veces al Uritorco. Un universo se abre para Trigueirinho; los ecos de los autoconvocados resuenan en armonía con la asistencia que entidades de sistemas estelares distantes y galaxias diferentes, ofrecen a nuestro planeta.

Acoglanis sería asesinado en abril de 1989 por su socio y mejor amigo. Un disparo a traición por parte de un tipo llamado Rubén Díaz Antonio, que terminaría diciendo: “He matado a un brujo y me siento muy aliviado”. Dicen que en las noches de luna llena, los iniciados rezan una plegaria junto a los portales y dejan flores silvestres en la tumba de Sarumah. En una chapa de bronce puede leerse: En la luz y en el amor, siempre.

 

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Una marca de agua, algunas nubes y rastros de bruma. Hace calor.

Miles de galaxias que colisionan, exoplanetas gigantes que albergan gases en su interior, sistemas estelares en agonía; los primeros cuerpos celestes aprehendidos por el telescopio James Webb.

Donde la ciencia detecta enigmas, otros ven certezas. Mientras los astrofísicos descubren que la expansión del universo se está acelerando cada vez más, hay personas que narran sus encuentros con naves y seres de diferentes planetas y dimensiones. Desde la Sociedad Teosófica creada por Madame Blavatsky a fines del siglo XIX, hasta los nazis fascinados con el reino subterráneo de Agartha, distintos grupos se preocuparon por entender lo que esconde el centro de la Tierra. El reino perdido de Emú, la isla desaparecida de Atlantis, la ciudad oculta de ERKS. Capilla del Monte y Quebrada de Luna, la Roswell sudamericana: una gran Babilonia en la que se ensayan modos de salvar(se) del fin de un mundo para habitar otro.

A unos 8 kilómetros al norte de Capilla del Monte, sobre la ruta 38, se abre un desvío a la derecha. Quienes logran transitar la ruta 17 —un camino de ripio en mal estado— llegan a Quebrada de Luna, conocida como el Valle de ERKS. La Quebrada se esconde entre cerros, rodeada por las formaciones de El Pajarillo y Los Terrones. De un lado montañas de roca pelada y, del otro, cumbres frondosas. Las huellas de los incendios se lucen en los espinillos inflamables, que arañan a todo aquel que ose acercarse. En invierno el verde palidece y el monte es habitado por zorros, jabalíes y pajaritos. Debajo, la tierra seca denuncia que el agua no alcanza.

 

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A Miryam se la reconoce a varios metros de distancia: la voz ronca y grave, los pelos blancos parados en punta y los labios rojo furioso la delatan. Su casa no es fácil de encontrar. Queda camino arriba donde el arroyo no llega, lejos de la ruta 17, subiendo por un zig zag pedregoso. Después de hacer algunas curvas se nota la altura en la inmensidad del paisaje; con semejante vista los dos ambientes le sobran. En su habitación guarda los libros de metafísica y el caballete con un cuadro a medio hacer; junto al escritorio un aro de luz y una silla gamer, allí filma sus videos.

Recibí mensajes de ellos desde 1996, asegura. Desde ese momento escribo en cuadernos y dibujo a mano alzada a los seres que veo. Voy por el cuaderno 66. A partir de sus notas publicó cinco libros por Editorial Dunken: además de las crónicas erksianas, los otros dos cuentan su amistad con Credo Mutwa, reconocido ufólogo sudafricano, con quien emprendió cuatro viajes siguiendo las señales de los ángeles.

 

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No mandan rayos o truenos, las señales son sutiles. No se trata de una intención, sino de permanecer receptivos. “Cuando recibimos estímulos, respondimos a ellos y se nos permitió ver la proyección de la ciudad de ERKS en varias oportunidades”, cuenta Daniel Gagliardo, fundador e instructor de Cosmosofía Uksim, continuador del legado de Sarumah. Saben que va a suceder porque comienzan a recibir información que los prepara. Ese lugar desconocido para las palabras hace que la vida cósmica habite en la consciencia. Que el macrocosmos se acerque al microcosmos.

Naquei Urak, Wamaitlán, Amaitu son hermanos y hermanas que viven en el campo Sierra del Cielo, el primer centro de servicio planetario de Uksim. En su mayoría porteños, llegaron desde su fundación en 1993. Para ingresar a la comunidad hay que bajar desde la ruta 17 a la izquierda y cruzar un arroyito saltando cuatro piedras. Así se llega, dicen, a una de las entradas de ERKS. La Campana es el sector común, donde se encuentran residentes y visitantes. Sus construcciones austeras pintadas de blanco se mezclan con el aguaribay y algunos duraznos en flor. Caminando alrededor de la gran huerta, se escuchan los más de 200 animales (mulas, cerdos y ovejas) que rescatan para “colaborar con su evolución”.

Vivir en ascesis. Colocar en la práctica lo que el cosmos nos dice, de eso se trata la espiritualidad práctica; es una experiencia, no un conocimiento. En Uksim se ensayan nuevos patrones de vida. Nadie usa celulares, ninguno tiene un empleo, ni amigos. Nada que tenga que ver con la vida externa o el libre albedrío. Priman el silencio y la introspección.

Cada día, las más de 20 personas autoconvocadas que residen ahí, se levantan al alba para reunirse en el salón. Quien focaliza la sintonía puede hacer una lectura de algún libro de la biblioteca o proponer la escucha de algún CD o DVD. El desayuno posterior incluye alimentos veganos como fruta, nueces y avena caliente. Las tareas se distribuyen diariamente en una pizarra común: asistir en la construcción y reparación de los espacios, atender el patio animal, cuidar la huerta, acompañar a los contingentes de Bulgaría y Portugal que llegan de visita. “Acá nadie es dueño de nada”, cuenta Wamaitlán. “Si uno dona un peso es de la asociación civil. Además, este grupo no cobra nada, uno viene y está todo en ofrecimiento. ¿Cómo vamos a cobrar? No estamos vendiendo nada, el grupo se sustenta con donaciones anónimas y espontáneas”.

 

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En la Quebrada las naves se ven de día y de noche también. Pero se ven cuando quieren ser vistas. Hay que buscarlas en la cumbre del Pajarillo o en el cielo que es su avenida 9 de Julio y saber distinguir las naves de los aviones —que vuelan en línea recta— y de los satélites mediante la observación: luz roja, verde o azul que sube, baja, gira.

En sus días como abogada, Miryam representó a un grupo de vecinos de La Plata en un juicio contra la Shell por un derrame de petróleo en la zona. Mientras entraba a su casa una noche, un comando la atacó y la dejó en coma. Estoy muerta y vuelvo con un chip cambiado. Ahí empecé talleres de ángeles, retiros de expansión de conciencia y a escribir libros. Ellos me pidieron que dé testimonio de su existencia, cuenta. Le quedó el trauma y el miedo a que la tilden de loca.

 

 

 

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Sentados en círculo con una botella de agua al lado de la silla, los asistentes del Estudio en Uksim cierran los ojos y juntan las manos en su regazo. Permanecen varios minutos en silencio. La profundización interactiva no comienza hasta que alguien hace una pregunta. Gagliardo modera durante las cuatro horas que dura el encuentro: “Los intraterrenos forman parte de la humanidad de este planeta, siguen un camino que los lleva a la trascendencia de su condición humana. Pero ellos están más avanzados que nosotros, preparándose para ir hacia el reino divino como los extraterrestres de alto nivel evolutivo”.

Para la Cosmosofía Uksim, la historia del mundo es como una U. Por miles de años el regente del gobierno celeste fue el centro intraterreno Shambhala, la energía masculina del consciente izquierdo, que es como los seres extraterrestres llaman a la parte de la conciencia vinculada con los condicionamientos sociales. El 8 de agosto de 1988 cambió la polaridad del planeta. Ahora estamos abajo de la U, trascendiendo hacia la energía interna femenina. Las jerarquías se trasladaron al regente actual, el centro intraterreno Miz Tli Tlan y solo el 40% del 10% de la humanidad podrá dominar los niveles abstractos del consciente derecho.

 

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En el anochecer caluroso del 9 de enero del 86 doña Esperanza, su hermana Sara y su nieto Gabriel juegan a las cartas con las puertas y las ventanas de la casa de par en par cuando una luz incandescente la ilumina entera. Le sigue otra roja. Con el pánico en la boca, doña Esperanza se refugia en la habitación junto con su hermana, mientras le advierte a su nieto que esa luz lo puede dejar ciego. El testimonio de Gabriel y un dibujo de la escena motivan el Primer Informe OVNI de Capilla del Monte, una nave ovoide dejó un lunar de 120 por 70 metros, la Huella del Pajarillo. Es la luz mala.

Ese mismo año, con la huella todavía en el Pajarillo, los dirigentes municipales de Capilla deciden proclamar la ciudad como una de las capitales globales para el avistamiento de ovnis. Miles de turistas llegan con cámaras y esperanzas de llevarse una experiencia mística para contar. Y sí, el beneficio es muy concreto: la guita circula cuando el Festival Alienígena ilumina el centro de la ciudad cada verano.

 

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José Trigueirinho Netto, a su vez, fundó su propio credo, Centro Mariano del Espíritu Santo (antes Unión Luz). La tranquera permanece abierta los fines de semana para quien quiera ingresar a su sede. A pocos metros de la entrada algunos miembros de la Comunidad de la Hermandad dan la bienvenida a los peregrinos y ofrecen guía para conocer el lugar. Los que permanecen sentados custodian una mesita con mensajes divinos en papeles de colores (rosa para las palabras de la Virgen, azul para las de Cristo y amarillo para las de San José), libros de Trigueirinho y folletos informativos. Se debe elegir un rollito de papel según la intuición o el destino, los folletos se entregan y los libros se compran.

Como cada último domingo del mes, los miembros de la Comunidad y otros fieles devotos rezan mil Ave María desde las 7 hasta las 14:30 hs. El sonido grave del coro se escucha en el monte, a kilómetros de distancia. Al entrar al pequeño Centro de Oración de piedra se siente una vibración, algo pesado que choca contra el cuerpo, agobia o relaja. Las personas están sentadas y sus ojos completamente cerrados mientras sus manos cuentan un rosario; además de algunos señores y mujeres jóvenes, hay dos monjas de blanco y otro monje vestido como franciscano. Todos con los ojos cerrados y el rosario en las manos. Enfrente una estatua de la Virgen vestida de rosa con un manto verde y una sonrisa en la cara. Bajo sus pies se despliegan rosas y una media luna las atraviesa.

Son tres los videntes Marianos: la hermana Lucía de Jesús, el Fray Elías del Sagrado Corazón, y la madre María Shimani de Montserrat. A ellos se les aparece la Virgen María, Cristo y San José en reiteradas ocasiones. Sobre todo la Virgen. Ella avisa cuándo va a aparecer, día y hora, para que la convocatoria se realice con éxito. Su primera aparición pública fue en el 2011 ante el vidente Fray Elías del Sagrado Corazón. En ese mismo lugar se fundó el primer Centro Mariano en Brasil. Desde entonces, para esperarla, los fieles le cantan mientras transmiten en vivo por Youtube:

El latir intraterreno
se manifiesta con amor
agosto
la Blanca Hermandad.

 

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Apenas entró a la ruta maldijo el serrucho y el polvo. Myriam llega a la Quebrada en 2002 por error. Yo era muy city en aquella época, muy fashion TV, le gusta contar. A los dos meses estaba de vuelta para instalarse. Esa tarde estaba sentada en su campo Las Mercedes tomando mate mientras miraba y admiraba el Pajarillo de frente. Sintió ternura, como cuando se acuna a un bebé en brazos. De golpe, entre ella y el cerro se interpuso un ser de casi dos metros que tenía un traje que parecía ser uno con la piel. Le vio los ojos azules y la cabeza sin cabello. Lo acompañaban hombres y mujeres muy bajos detrás de él. Era un Ayapliano que nunca había vivido en la tierra pero estaba de paso por ERKS, ciudad compuesta por remanentes atlantes, autoconvocados de Emú, humanos y seres de otros planetas o sistemas solares.

Vienen a colaborar para que la humanidad no se destruya a sí misma pero no intervienen directamente, aclara Miryam. La segunda vez que entré, bajé levitando de una escalera muy larga y llegué a un espacio acompañada por un ser de dos metros, a donde había otro ser que le estimé de cinco metros sentado en un trono de piedra. Era Akenatón, con quien me comuniqué de manera telepática. Puedo ver los seres de luz, pero también los seres de oscuridad, los Reptilianos, que son como la raza draco.

 

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“Triguerinho era un metafísico, nada que ver. El tema se metió cuando se encontraron en apuros. Después él se metió con Ángel Acoglanis que es el que trajo lo de ERKS. Pero la Virgen atrae más fieles. Las dos veces que hicieron los encuentros multitudinarios llenan todo de pantallas, ¿de dónde sale toda esa plata? Alguien lo tiene que mantener, dirán: y la Virgen”, afirma –entre otras cosas– Rita, habitante de la zona, que además ha tenido un par de roces con aquellos grupos de creyentes en Capilla del Monte.

“Comenzaron a tocar la campana cada tres horas, incluso a la madrugada, toda la noche. Cuando pasó eso yo me fui, se escuchaba que oraban, salté la tranquera, me mandé y el tipo me dijo: usted no puede entrar a acá. Sí que puedo entrar acá, los tengo metidos en mi casa las 24 hs. ¿Qué pasa con esto? Ah, si, perdón pero estábamos esperando a la Shimani. Bueno, quiero respuestas, esto así no va. Dijeron que tocan porque le gusta en todo el mundo. Bueno, acá no. Ustedes paran porque sino les pongo un recurso de amparo o alguna cuestión legal. A la tarde aparecieron, yo estaba con gente, así que fueron a lo de mi vecina y justo había una amiga que era abogada y al final arreglaron el tema de que iban a tocar de día, hasta las nueve de la noche y no a la hora de la siesta”. Para Rita, la Comunidad funciona como un negocio. Es que al día de hoy, sigue creciendo; compraron tierras aledañas, construyeron viviendas y edificaciones. “Como después del 2012 decían que se iba a terminar el mundo y no se acabó, Shimani empezó a sacar mensajes de lo que había que hacer, empezó con lo de las monjas. Según la Shimani, la humanidad sigue viva por las oraciones de ellos”. Y concluye: “Todos vienen acá por la fama, todos tienen la puerta de entrada a ERKS”.

 

 

 

Florencia Luz Valese es Licenciada en Antropología Social y Cultural por la Escuela de Altos Estudios Sociales (EIDAES) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), Diplomada en Antropología del Arte (LATIR-México), Maestranda en Periodismo Narrativo (EH-UNSAM). En la actualidad se desempeña como etnógrafa en Emic+Consultora. Forma parte de La Cocina de la Investigación, un grupo de antropólogas dedicado a la gestión de proyectos de transferencia social del conocimiento y divulgación de las ciencias sociales.

Fue a una escuela Waldorf, donde conoció la antropología y desarrolló su pasión por el debate visceral. Además de leer acostada, suele sacar fotos con una cámara analógica heredada, flashear con los murales en la calle y pasear a Mía los días de sol.

 

(*) Nota de edición: En La ciudad de la llama azul (De Filip­pi, 2018) se documenta que Acoglanis no había naci­do en Gre­cia, sino en Rosa­rio, en 1924. Tam­po­co era médi­co y nunca estu­vo en el Tíbet.