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Crónicas

Lo demás es drag

Mientras el frío, la inflación y la heterocisnorma se unen en un combo excluyente, en Paraná se gesta el Eco Perchero Mostrix como herramienta política para que vestirse no sea un privilegio. Ana Cornejo conversa con quienes impulsan y hacen uso de esta propuesta que reivindica el derecho a ser un monstruo.

 

Texto: Ana Cornejo
Fotos: Organización de la Marcha del Orgullo Disidente

 

“Todo lo de mujer está de este lado”, “es talle único”, “sos muy alta para usarlo”, “es muy masculino para vos” y un largo etcétera de frases que alguna vez nos han punzado mientras naufragamos por locales de ropa, con la esperanza de encontrar algo que, además de que le entre a nuestro cuerpo y cumpla su función, nos guste. Aún con la mínima capacidad económica para comprarse algo cada tanto, no portar una corporalidad hegemónica implica toparse constantemente con frustración, desinformación y maltrato. Esto se acentúa cuando conformamos nuestra identidad por fuera de la norma heterosexual, cis y binaria, porque significa tener restringido el imaginario posible de indumentaria.

A esta condición hay que agregar la vulnerabilidad social que atraviesa el colectivo LGBTTTIQ+, que en muchos casos es empujado a vivir en situación de calle y/o a ejercer la prostitución como sostén económico. No por nada la población travesti y trans en Argentina tiene un promedio de vida de 35 años.

Si la familia, el trabajo, la educación, la salud y la justicia son negadas, la indumentaria no es una excepción. La misma industria que es una de las más contaminantes y que impone una lógica de usar y desechar, acorde a los tiempos veloces que vivimos.

En Paraná, como en muchos lugares del país, se realiza cada año la Marcha del Orgullo Disidente, un momento donde quienes comparten una misma huella de vulneración de derechos se encuentran en la calle para exponer sus reclamos en el espacio público y para festejar colectivamente las existencias insurrectas.

La Marcha no surge de la nada ni es lo único que se hace, sino la culminación de un camino que anualmente emprenden sus organizadores de manera independiente y autogestiva, a partir de distintas actividades y propuestas. Una de ellas, el Eco Perchero Mostrix, surgió este año para atender de manera directa la problemática de la indumentaria.

 

Nacemos desnudes, lo demás es drag

Como una de las jornadas programadas por la organización de la Marcha, en el espacio de Aerofusión se proyecta el documental Paris is Burning, que retrata la vida de las disidencias neoyorkinas en los ochenta y cómo surgió la escena ballroom como única instancia posible de resistencia y comunidad. Para conectar lo audiovisual con la práctica y poner los cuerpos en movimiento, Chocho y Nach preparan una clase abierta de vogue que se desarrollará después. Al fondo, distintos emprendimientos están feriando, y también se encuentra el Eco Perchero Mostrix, con gente alrededor curioseando entre su contenido.

Sole Giannechini y Mana Rios integran el espacio de la organización de la Marcha. “Cuando no hay asamblea, está el tronco organizativo, que somos algunas personas que vamos rumiando las próximas actividades”, cuenta Mana. La primera asamblea del año se realizó el 15 de julio, para proyectar la Marcha que va a ser el 11 de noviembre.

 

 

“Tratamos de trabajar en diálogo y de manera horizontal. La Marcha es autogestiva y nosotros mismos movemos todo. No es partidaria, si bien escuchamos todas las voces, pero en sí es política, y los fondos surgen de las actividades que organizamos todo el año para llegar a contratar el sonido, hacer decoración, redes sociales, pagarle a artistas y sus traslados. Queremos desprendernos del Estado, ya que nos parece medio un chiste pedir ayuda y cuestionarlos a la vez”, afirma.

Además de la organización de la Marcha, Sole integra No Binaries Entre Ríos, la Asamblea Trans No Binaria y de Varones Trans de Santa Fe y el Cupo Laboral Trans de la UNL. Explica el contexto de surgimiento del Eco Perchero: “Fue una respuesta a la llegada del frío y al notar cada vez más la necesidad de acceder a la ropa debido a que está cara, como vivir en general. Conocemos a muchas personas trans que necesitan un acompañamiento en sus necesidades básicas. Además, cada vez hay más gente en situación de calle y que han perdido lo que tenían”.

“Pensamos el Eco Perchero como una forma de hacer circular la ropa, que quienes quieran dejar y llevarse algo para cambiar su vestimenta según su expresión de género puedan hacerlo de forma accesible. Hay calzado, abrigos, jeans, camisas, vestidos. Hay de diferentes talles y edades, y tratamos de llevarlo y traerlo a los distintos eventos que hacemos. Pudimos colaborar con una familia del barrio Los Berros a la que se le incendió la casa. Hemos contactado a personas trans para que busquen, sobre todo abrigo ya que muchas trabajan de noche en la calle. También ha venido gente del teatro o que hace drag. Estamos abiertos a seguir recibiendo prendas”, expresa.

Asimismo, destaca la importancia de generar un espacio seguro para las disidencias: “Cuando alguien necesita ropa, por ahí no se anima a ir a lugares como Cáritas porque no sabe con qué se va a encontrar. Por eso la idea es generar un lugar seguro donde no te van a maltratar o a juzgar por la ropa que elijas”.

Mana toca la dimensión ambiental de la propuesta: “El perchero tiene un plus, no solamente cubrir esas necesidades sino también hacerlo de forma amigable con el ambiente. Varies de nosotres venimos repensando esta idea de la moda para que sea circular, y dejar de lado el ‘consumir por consumir’ y el fast fashion, porque la ropa puede tener una segunda oportunidad en otras corporalidades. Se puede dejar algo que ya no usa, de una identidad o cuerpo anterior, y que otra persona la pueda resignificar. Es una de las actividades que venimos sosteniendo y la idea es hacerlo todo el año, junto al cine debate”.

En el planteo se explicita un posicionamiento: “El eco perchero es político. Repensamos cómo consumir la indumentaria, siendo que hay una problemática detrás por ser una industria contaminante. Creo que en algún momento se va a desprender de la Marcha y va a ser otra cosa”.

El hecho de encontrarnos en un año electoral se vuelve imprescindible para pensar en cómo la política repercute en las condiciones de vida del colectivo. “En la actualidad todo es lobby. Hay un pensamiento bastante marketinero y funcional con respecto a las fechas, como si fuéramos una herramienta política para reflejar determinados pensamientos. Además, hay que pensar a qué persona llega una inscripción al cupo si es a través de un formulario de Google, pensando que hay compañeras que viven en dos chapas. Siempre se piensa desde la comodidad y no desde las necesidades de las personas”, dice Mana.

Por su parte, Sole pone de ejemplo el Cupo Laboral Travesti Trans de Entre Ríos, el cual fue creado por ley en 2020: “La inscripción abierta salió el día del orgullo, lo cual es bastante estratégico. Hay que ver más adelante qué pasa con eso, porque ha pasado que no hacen las entrevistas, que dicen que no hay lugares o que resultan ser trabajos temporales”.

 

Un rompecabezas en presente continuo

“El Eco Perchero me parece una idea muy linda, en el sentido de que es un lugar donde buscar cómo expresarse con la ropa y que las personas hagan circular una diversidad de elementos. Es muy solidario”, dice Marilina, una de las personas que está viendo ropa.

Además, destaca la importancia de las gratiferias para cubrir una necesidad básica como vestirse. “También permite la búsqueda de un estilo. Y fundamentalmente se trata de soltar, buscar y encontrar”, afirma.

Micaela también explora el Eco Pechero, una joven trans para quien es significativo que esta herramienta exista: “Me sirvió mucho, pude donar cosas que ya no uso y llevarme lo que me gusta, como también encontrarme con gente linda, charlar y estar en un espacio seguro”.

 

 

Asimismo, alude al rol de la vestimenta a la hora de pensar en nuestras identidades: “He ido a otras ferias pero en la mayoría solo hay ropa más casual, no hay cosas llamativas como en este perchero. Tengo un estilo muy lolita o femme, y creo que la ropa la uso para expresar quien soy”.

“Al Eco Perchero puede llegar toda prenda que esté en buen estado y que le pueda servir a alguien más, sin necesidad de dejar algo. Hay de todo, incluso hubo maquillaje. La idea es que haya ropa linda, que más allá de la necesidad se reconozca el derecho a vestirse como se nos cante”, expresa Lauti Del Favro, quien está feriando con su emprendimiento Galaxia en Medias.

Forma parte de la gestación de la Marcha del Orgullo Disidente de Paraná desde sus inicios, entre Sexualidades Disidentes y organizaciones sociales de todo tipo. Se define como una transmasculinidad no binaria y desde la militancia conjuga las reflexiones en torno a las identidades con la práctica en el espacio que integra.

“La mirada del otro nos define, aunque no queramos. Por más que se tengan las posibilidades económicas, ir a una tienda, cuando todo está tan binariamente dividido, es complicado. Y cuando uno porta un cuerpo que no encaja con los estereotipos que imponen la cisheteronormatividad y el colonialismo”, dice.

Lauti piensa en esa frontera desde la que se constituye un adentro y un afuera: “Hace tanto tiempo que milito que pienso que el cambio que se necesita es demasiado grande para que uno pueda verlo, hay que destruir un cimiento importante de ideas prehistóricas. Quienes están dentro de esa norma no llegan a dimensionar lo que nos pasa porque son validados constantemente”.

Asimismo, plantea posibles intercambios entre ambos mundos: “Apostamos a generar otros espacios entre nosotres y a que les cishetero aliades usen sus privilegios y nos ayuden dándonos ropa que no usan más. Hay una idea de que solo las personas trans transicionamos y cambiamos de gustos, cuando en realidad todo el mundo muta”.

Al igual que sus compañeres, considera el contexto general que vivimos: “Un contexto bastante heavy a nivel país. Más allá de quien sea que llegue a la presidencia, descreo bastante de que nos prometan igualdad, lo que nos sirve son los hechos. Aunque haya leyes y derechos reconocidos, no pueden venir a decirnos que los garantizaron porque no sucede. Así que sigo apostando a construir estos espacios”.

Lauti también tira algunas ideas para ver de otro modo la identidad: “Es una construcción colectiva y somos un pedacito de cada persona que nos habita. Al igual que los rompecabezas, que a medida que crecemos tienen más piezas, la niña que yo fui con sus cuatro o cinco piezas era un rompecabezas válido, y que fue creciendo y haciéndose más complejo con más vivencias que lo conforman”.

Y asegura: “Que hoy haya personas que se nombren travas o travestis cuando antes era un insulto es un acto de poder. Con el Eco Perchero pasa lo mismo: si una persona cis dejó algo que ya no usa, ¡mirá lo diosa que me deja! Es cuestión de repensar y renombrar, la resiliencia a pleno, incluso con los objetos”.