La voz de Amandicia llega a través de audios de WhatsApp, con música de fondo. Juan Almará dice que no puede más que pensar: ¿en qué nueva aventura se estará metiendo? ¿Desde qué lugar del mundo estará enviando las respuestas para esta entrevista? El espíritu inquieto de esta cantante santafesina, que brilló en La Voz Argentina, recorre el mundo como cantante de cruceros mientras se prepara para grabar y editar Mantra, su primer EP.
En el clip de su presentación en La Voz, se encargó de aclararlo: Amandicia no es un nombre artístico. Está ligado a la construcción de su identidad, a un largo recorrido de autoconocimiento e introspección. “Es el mismo proceso que un cambio de género: así de duro. Yo lo fabriqué y me costó mucho quererme y aceptarme”, comentó en su charla con Marley.
Ahora detalla esa experiencia y afirma: “primero fue entender que ‘María Eugenia’ no me representaba. Antes de llegar a este nombre, a esta identidad, pasé por otras. Hasta que dije: ‘sí, soy yo’”. ¿Viste cuando encontrás una remera que te queda bien y pasa a ser tu preferida? Bueno, así”, ejemplifica.
Amandicia deja entrever que sus primeros años de vida no fueron fáciles, pero el vínculo con su mamá le permitió seguir adelante: “Mi infancia fue complicada, en muchos aspectos. Pero sobrevivimos -afirma entre risas. Me crié en Siete Jefes, en la costanera. Soy hija única de padres separados y mi mamá me tuvo muy joven, a los 19 años. Hubo mucho trabajo de parte de las dos, desde siempre”.
Surcando mares
El mix de una formación académica y popular le permitió recorrer un camino particular, moldeado por la fusión de música con teatro, que definió su perfil de entretenmeint: “Tuve una educación formal e informal. Y la que más me funcionó fue la informal”, asegura. Repasando su trayectoria comenta que empezó “con diferentes docentes y cuando me mudé a Buenos Aires, seguí en la formación del director teatral y coreógrafo Ricky Pashkus. Después entré a la Fundación Julio Bocca, para hacer la carrera de Teatro Musical. Me fui a trabajar afuera y no la terminé. Pero también en ese momento, decidí que iba a seguir formándome con personas que me interesen específicamente, para seguir alimentando mi artista”, define.
Esa búsqueda personal y su interés por construir senderos propios en todos los ámbitos de su vida, la llevan a no tener un abanico definido de influencias artísticas: “Son muy variadas y temporales. Soy de escuchar mucha música y ver mucho teatro y cine. No tengo una específica”, expresa.
Recorrer su Instagram te permite pasear por el mundo desde la comodidad de tu hogar. Aman en las playas de Río de Janeiro. O sonriendo con la Fontana de Trevi de fondo. O admirando las palomas que surcan los cielos de Turquía. ¿Por qué viaja tanto? Porque tiene un trabajo envidiado por más de uno: viaja a través del mundo en cruceros. Concretamente, Amandicia canta para los pasajeros de esos trasatlánticos enormes, que cruzan los océanos de continente a continente. Acerca de cómo llegó allí, Amandicia recuerda: “Cuando estaba en la Fundación Julio Bocca, se realizó una alianza con la empresa Royal Caribbean, y el director de la facultad me lo propuso. Me dijo: ‘vos Amanda trabajás hace un montón de tiempo’. Y es cierto, mi primer laburo fue a los 13 años. Ya hablaba en francés y un poco de inglés. Me postulé por internet y lo di todo hasta que quedé”.
Frente al heterogéneo público de esas excursiones, Amandicia despliega un repertorio de clásicos de la canción de toda las épocas.
–¿Cómo transitas esa experiencia?
–Muy intensamente. La experiencia es muy buena y pasé por cosas que nunca pensé que iba a vivir, llegué a lugares a los que nunca imaginé. La vivo siguiendo el flow, no me queda otra.
Más allá de las pantallas
El gran highlight de la cantante santafesina este año, fue su participación en La Voz Argentina. El reality le permitió llegar a grandes audiencias y potenciar su figura de cara al futuro. Pero ese recorrido implicó cambios internos que se visibilizaron externamente.
Desde su primera aparición con su poderosa versión de Stayin Alive de Bee Gees hasta su última intervención con Los años que me quedan de Gloria Stefan, pasaron mucho más que un par de meses. Más allá de la urgencia que marca el ritmo televisivo y la competencia por el rating, los likes y las views de las redes sociales, todavía hay lugar para mostrar autenticidad. Como bien dijo Amandicia en el programa “la visibilidad de la disidencia siempre hace muy bien para evolucionar en Argentina y en otros lados”.
–¿Cómo te decidiste a participar de La Voz y cómo lo viviste?
–Decidí entrar porque me convencieron. Recién desembarcaba y las audiciones fueron a la semana siguiente. Literalmente la preparé en dos días, fui y pasó lo que pasó. De las tres performances, la primera fue la más genuina de todas. El estar ahí y empezar con la visibilización y las miradas puestas en uno, fue modificando mi postura. Y también existe la edición en la que se cortaron un montón de cosas. Siento que en cada una de las etapas se nota mucho qué tan cómoda y cuidada estuve. En la última estaba medio medio. Pasaron algunas, se murió mi perro… Es mucha información y es muy intenso todo. Lo bueno es que no dejo de ser transparente. En el momento en el que estuve incómoda, todos los vieron. Así que punto para Amandi.
¿Y ahora?
Pero hay vida después de La Voz. Amandicia encara la segunda parte del año con múltiples proyectos y todo el entusiasmo para seguir adelante: “Mis proyectos son trabajar. Estoy produciendo mi primer EP; su nombre es Mantra, ¡éste es un spoiler! Tengo ganas que salga antes de fin de año porque pronto embarcaré de nuevo. También tengo un par de shows en camino para los que nos estamos preparando y ensayando. Y estoy abierta a todo lo que venga”, finaliza.