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Crónicas

La primavera también es trans

Por mucho tiempo, la alegría colectiva fue patrimonio hetero cis: hoy la primavera es de todes. Una crónica sobre el festival organizado por el Taller por y para Personas Trans, en el que lucha por dejar de ser esta humanidad y el orgullo conviven. Texto de Ana Cornejo. Fotos del Taller por y para Personas Trans.

“Ser travesti es una fiesta”

Camila Sosa Villada, en El viaje inútil

Aunque muches paranaenses pasen de largo por Avenida Laurencena, en el Centro de Atención Primaria de la Salud Selig Goldin están pasando cosas, hay movimiento. No solo brinda servicios de salud pública a la comunidad en un lugar estratégico del barrio Puerto Nuevo, sino que también, desde hace pocos años, posee el primer consultorio de atención integral para personas trans en Entre Ríos. 

Si bien en otras localidades también se provee de hormonas a quienes las eligen para su transición, acorde a lo que establece la Ley 26.743 de Identidad de Género, aún faltan muchísimos recursos materiales, humanos y simbólicos para garantizar el derecho a la salud. Entre ellos, una mirada que articule distintas disciplinas, y no solo la médica o farmacológica. 

En el equipo actualmente trabajan el tocoginecólogo Gustavo Terra y la psicóloga Fernanda Spessot, fundadores de este espacio, junto a la fonoaudióloga Agustina Truffe, la comunicadora social María José Canale y la trabajadora social y asesora del Plan ENIA Cristina Gadea. Todos los jueves a la tarde atienden, desde la diversidad de contextos, conocimientos y experiencias, a personas de Paraná y que viajan de distintos lugares de la provincia. 

Con los años, la población usuaria aumentó y se produjo un cambio generacional, ahora con una predominancia de jóvenes, adolescentes y preadolescentes, algunes desde los 11, que llegaron buscando respuestas a los enredos de dudas, miedos, problemas y necesidades que se tejen en las familias tras la salida del clóset, en tiempos en los que aún la información no llega a todos los hogares y escuelas y los prejuicios persisten.

“En un primer momento, nos abocamos más a la necesidad de hormonización, y más adelante empezamos a preguntarnos qué otras actividades pueden lograr una mirada integral de la salud y que este espacio sea compartido para y por las personas trans, para encontrarnos, intercambiar experiencias y tejer redes”, expresa Gustavo Terra, quien además desde hace años milita en el campo de la salud por el derecho al aborto.

A principios del 2021 iniciaron un taller de sala de espera, pensado como momento de encuentro y construcción entre quienes transitan el centro de salud. Trabajadores de la salud y usuaries se reúnen cada quince días bajo el nombre Taller por y para Personas Trans (elegido en conjunto) para conocerse, intercambiar información, debatir y elaborar acciones colectivas a mediano plazo y de manera horizontal, vinculadas a las necesidades y deseos de la comunidad. 

De allí surgió el mural que se pintó, junto al programa municipal Toda las Manos, a mediados de año sobre la pared del Goldin que da a la plaza Italia. En él quedaron plasmadas sobre los colores del colectivo LGBT+ imágenes que requieren hacerse concreto para visibilizar las vivencias trans, como el reconocimiento de derechos, la diversidad de cuerpos y sentires y la transfobia.

Con la salida del invierno, el taller se propuso celebrar la primavera en el espacio público. Era una gran oportunidad para que más personas se acerquen y conozcan lo que sucede en el consultorio, que se sepa que las personas trans pueden recurrir al equipo interdisciplinario. Y quizás lo más interesante de la organización fue la invitación a ir al centro de salud, en lugar de hacer el festival en la zona céntrica, como suele suceder con las celebraciones públicas de la sociedad paranaense. Se trató de una propuesta para empezar a corrernos del eje y andar más por los territorios, donde las realidades no siempre son las mismas.

Una mutación colectiva

30 de septiembre. Bajo por la barranca de la plaza Italia y a lo lejos se ve un punto colorido entre todo el verde, ruidoso y luminoso. Está vibrando. Cuando llego, veo a la gente esparcida por el puente y los alrededores. Delante de la entrada lateral al Goldin está colgada la insignia de Varones Trans y No Binaries Santa Fe. 

Hay banderines, banderas y carteles por todas partes. En una mesa se ofrecen folletos informativos sobre la atención integral que brinda el consultorio y sobre mitos y verdades de la hormonización. En otra, podés hacerle un esténcil a tu remera. El calorcito de media tarde es apaciguado con la frescura de una ensalada de frutas hecha por les integrantes del taller.

La DJ Rochi García @niniaunicornio mueve la plaza con pop retro y disfruta de participar de un evento con una impronta diferente. “Me sorprendió que la propuesta salga de un centro de salud, del que no conocía casi nada. Es necesario que se hagan festivales por fuera del centro de la ciudad y darles visibilidad”, afirma.

La concurrencia, si bien no es multitudinaria, es significativa para el taller: el reencuentro en espacios públicos después de la distancia producida por la pandemia (que para estos días se ablanda y nos da más aire), ver caras nuevas, algunes transeúntes, miradas a lo lejos y un par que se acercan con curiosidad. Esto no es patrocinado por Quilmes, pero está hecho con mucho cariño. 

Llega el teatro: una breve performance de la Escuela del Bardo orienta las miradas hacia el otro lado del puente, donde les actores hacen del césped su escenario. 

A continuación, les realizadores de la obra Extraño tu Perfume, entre quienes se encuentra la Reina Heels, hacen un conversatorio y desmontaje de su producción. Les artistas reviven experiencias del terreno teatral y del queer, una anécdota sobre ser trans de pueblo y los retos (y retadas) que Reina les propuso al diseñar el espectáculo unipersonal, que fue presentado días después de manera gratuita en La Vieja Usina.

En medio de la actividad, se aproxima el gran terror de los eventos al aire libre. Un nubarrón acecha y un par de gotas hacen presencia, pero, para alivio de todes, se trata de algo pasajero, y pronto el sol vuelve. Esta vez el clima anda progre, el festejo sigue.

Con compañeres agarramos algunos carteles y hacemos pegatina en la parada del cole de la esquina, exigiéndole a quien pasa “no supongas, preguntá” y “naturalicemos preguntar pronombres”, algo que de manera naturalizada se presupone y, al hacerlo, violenta, porque la identidad no es cuestión de adivinanzas. Frases mostras de Susy Shock como “Hacer de mi mutar mi noble ejercicio” también se presentan como el sólido puente entre las vivencias disidentes y el arte, que nos unifica y fortalece.

La jornada es cerrada por la banda santafesina de punk rock Vomitan Glitter para hacer retumbar la plaza. En sus letras se asoman las huellas de historias queer y grita una ausencia silenciada pero urgente de estos tiempos: ¿Dónde está Tehuel de la Torre? El varón trans que desapareció hace más de siete meses y que nunca fue buscado igual que a una persona cisgénero.

Espe, quien concurre al Goldin y participa del Taller por y para Personas Trans, dice que “desde este espacio tratamos de hacerle entender a las personas cis lo que estamos pasando, como así también apoyarnos entre nosotros. A veces uno piensa que está solo, hasta que te encontrás con otras personas que han vivido lo mismo”.

Su madre, Gisela, la acompaña y manifiesta que “en el consultorio encontró su lugar, eso me pone muy contenta. Me dolió ver que muchos chicos no tienen el acompañamiento de los papás. Lo más importante es quererse, ser libre y rodearse de gente que te quiere como sos, eso me ha ayudado a comprender mejor y a estar a su lado”. Y acto seguido nos abrazamos fuerte.

No es casual que a muches disidentes les guste más el frío que el calor. Por mucho tiempo, nos educaron bajo la idea de que, cuando llega la primavera, es momento del amor, el festejo, el baile, el rey y la reina. Todo un patrimonio heterosexual, cisgénero y binario, restringido para quienes encajan dentro en las expectativas sociales. Siempre fue mejor no mostrar ciertos cuerpos, ocultar la carne, las marcas y las plumas bajo mangas largas, pantalones, abrigos y paredes. El polen fue el manjar privilegiado de quienes gozan correctamente, entre pene y vagina, de quienes pueden besarse en la calle, de quienes no temen andar por la calle cómo y con quién desean. Entonces, apropiarnos de la nueva estación, ponerle nuestros colores y consignas, llenarla de vivencias insurrectas hasta el desborde, es lucha y es fiesta.